Dos astrólogas determinan lo que experimentarán las personas que intenten dominar estos dialectos, que, según expresan, son de autoconocimiento
«Lejos de ser sólo técnicas adivinatorias, relacionadas con ‘razonamientos misteriosos’ que fantasean con darse cuenta en sentido real de lo que ocurrirá en adelante, la adivinación y el tarot son dialectos emblemáticos que nos ayudan a entendernos mejor a nosotros mismos y a comprender que las horas de nuestra vida pasan por diversas características y aprendizajes», advierte la miradora de cristales y tarotista Beatriz Leveratto.
¿Qué encontrarán los aficionados que traten de inundarse en la adivinación o el tarot, dialectos que han suscitado un interés de relleno, sobre todo últimamente? ¿Qué respuestas podrán encontrar las personas que en algún momento busquen familiarizarse algo más con estas disciplinas?
Dos prestigiosos adivinos explican a Clarín por qué se dice que la videncia y el tarot aportan autoinformación y por qué las personas que comienzan a concentrarse en ellos presumiblemente encontrarán «algo muy distinto a lo que anticipan».
Leveratto asegura que no hay que centrarse en controlar o anticipar lo que nos va a ocurrir, sino que «nos ayudan a aprovechar los distintos entornos de la existencia con más atención: cuando uno examina estos dialectos, encuentra que cada carta del tarot, cada signo y cada planeta contienen datos representativos sobre la importancia de nuestra realidad».
Por qué aprender a mirar el cristal
Del mismo modo, la profeta celestial y adivina e instructora de tarot Patricia Kesselman desmitifica determinadas convicciones erróneas: «Para concentrarse en la videncia no es importante tener información del pasado o ‘habilidades’ o algún tipo de ‘perceptividad’, ya que no tiene nada que ver con ningún poder ‘místico’, sino con un lenguaje representativo».
Hence, he makes sense of that the investigation of this language permits us to take a gander at the world according to another point of view, the representative one, and is helpful for the comprehension of the individual, since it observes its distinction in the way that it is connected with reality:
«Our discipline concentrates on cycles, designs and what they mean for us. Hence, realizing these cycles permits us to project and comprehend. Concentrating on the relationship we have with the planets permits us to recognize that there is a request underneath (or over) the self-evident, what we see. Knowing and tolerating that request is in itself exceptionally intriguing».
Además, Leveratto añade: «Descifrarlas nos permite resignificar nuestras biografías; nos permiten conocer nuestra dramatización humana normal y compartida y nos acogen para vivir con más atención y menos reiteración hiriente». Tanto el tarot como la adivinación son dialectos tribales que se han hecho valer durante mucho tiempo y que hoy parecen «renovarse» para ofrecernos respuestas de otro mundo a un mundo rebosante de avances innovadores pero, curiosamente, atacado por un profundo desentendimiento y obliteración».
¿Qué dice la carta natal?
El diagrama de nacimiento, también llamado gráfico natal, es una vista previa de cómo era el cielo en el momento en que fuimos concebidos. Es más, los cursos de adivinación suelen empezar por ahí, separando el esquema real. «Se dirige a la semilla, que contiene en sí misma todos los datos», retrata Patricia.
Beatriz dice: «La mirada de cristal nos lleva a pensar que, tal vez, la persona no es la única con conocimiento y propósitos de desarrollo en el universo. Comprender la propia introducción en el diagrama del mundo es comprender la mente que nos posee, con sus complejidades, extravagancias e inconsistencias. Somos mucho más que el signo al que echamos un vistazo en el horóscopo: ese signo que conocemos en su totalidad, en verdad, es la indicación del Sol, que funciona como guía de nuestra mente.
«Cada planeta del grupo planetario aborda una capacidad mística. Por ejemplo: Mercurio, el más cercano al Sol, representa nuestra capacidad de segregar nuestro propio conocimiento orientado al sol; Venus, el segundo más cercano al Sol, propone nuestras preferencias y valores; la Luna, tan cercana a nuestra Tierra, muestra nuestras propensiones y necesidades más básicas; Marte, el principal planeta externo, recomienda nuestra capacidad de avanzar en el planeta.
Júpiter, el planeta más grande de nuestro grupo planetario, propone nuestra capacidad de confiar y crecer; Saturno, el último planeta aparente, aborda el punto de ruptura. Luego, en ese punto, los planetas periféricos, Urano, Neptuno y Plutón, recomiendan desarrollos inventivos, delicados y extraordinarios».
¿Por Qué Aprender Tarot?
«Aprender el tarot es comprender una excursión de la gente registrada en las imágenes de sus cartas», dice Beatriz Leveratto. «Es un lenguaje de imágenes de autoinformación».
Kesselman lo entiende así: «de forma similar a la mirada de los cristales, abre la psique y pone en marcha regiones del cerebro que nunca han sido utilizadas». El tarot combina un desarrollo, nos permite saber de dónde partimos y hacia dónde vamos, tanto por separado como en conjunto».
Además, añade: «La excursión a través de las cartas del tarot es, fundamentalmente, una excursión a nuestras propias profundidades; cualquier cosa que encontremos en esa excursión es, eventualmente, una parte de nuestro ser más profundo y actuará como un andamiaje para llevarnos en busca de la anticuada perspicacia que en realidad reside en las profundidades de nuestro olvido».
«Darse cuenta de que estás en un camino común a todos los demás, viéndote reflejado en el relato de las cartas es muy liberador. Sigue siendo extremadamente energizante para mí -después de más de 20 años instruyendo- ver el cambio vitalizador que el tarot produce en las personas que lo aprenden», añade Leveratto.
Tarot, corto y directo
La instructora de tarot y observación de cristales, Beatriz Leveratto, explica que el tarot se divide en Arcanos Mayores y Menores. Los Arcanos Mayores, o misterios, son aquellas cartas que no aparecen en la baraja española, por ejemplo, El Loco, El Mago, La Papisa… es más, encierran mensajes de aprendizaje profundo y esquivo.
Es más, trae a colación que los Arcanos Menores son como los de la baraja española, y se dirigen a nuestro aburrido aprendizaje sobre la adoración, a cómo averiguar el modo de acariciar más allá de nuestros hechizos de individuos ideales para salvaguardarnos de nuestras propias dificultades, representadas en las copas.
Los bastos representan el método del yo interior, nos dicen la mejor manera de averiguar cómo vivir sin ser insultado, proponen comprender que el primero en averiguar cómo estimarse será uno mismo y abandonar la suposición para el respaldo de los demás.
Los oros nos muestran nuestra conexión con el tema, cómo averiguar cómo interconectarnos de manera imperativa con la edad de los activos sin convertirnos en sus detenidos, para vencer nuestro acomodo al efectivo, tanto por necesidad como por abundancia.
Además, las espadas nos proponen nuestra psique y su forma de afrontar la vida, el tarot nos hace saber que nuestros sufrimientos no empiezan por lo que nos ocurre, sino por lo que «pensamos sin cesar» sobre lo que nos ocurre.
¿La adivinación y el tarot son para todo el mundo? Son accesibles para cualquier individuo que se sienta atraído por ellos», dice Leveratto. Todos podemos aprender la videncia o el tarot, ya que son dialectos que definitivamente conocemos, ya que son dialectos que representan nuestras aburridas almas vivas».
«A medida que los comprendemos, nuestras respuestas humanas anticipadas se vuelven claras, y prácticamente terribles. Imaginar nuestra miseria y nuestros monótonos encuentros educativos puede ser igualmente el inicio de un camino de libertad para intentar llevar una existencia cotidiana menos moldeada por nuestras aprensiones normales, menos receptiva y, posteriormente, sustancialmente más imaginativa.»
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